Distintas situaciones se siguen dando. Seguiremos no sólo observando lo que va sucediendo en el mundo sino también viviendo diversos eventos.
Imagen Pixabay
A los que nos
tocó vivir esta vez la onda gélida, estamos sintiendo las consecuencias de este
evento, aquí en el norte del país. Ha sido difícil aguantar estos días con una onda
de intenso frío cuando en las casas se llegó a registrar una temperatura hasta
de 1º C, al menos en la nuestra así fue. Sumado a eso, se tuvo falta de corriente
eléctrica, afortunadamente sólo unas horas. También hubo falta de agua. Las
empresas siguen esperando el gas que se surte de los ductos. Es la primera vez
que veo que muchas plantas se han congelado, no han resistido esta vez. Por
supuesto los precios de algunos productos van a la alza, los noticieros no han
tardado mucho en anunciar esto.
Los cambios de
clima tan repentinos como los que nos toca vivir en estos tiempos, son parte de
un proceso de cambio, en los que nos corresponde –pensar– o tal vez valorar lo
mucho que tenemos. No es necesario llegar a perder algo para reconocer su
valor. En esto se incluye todo, seres queridos o bienes materiales.
Se
ha dicho que uno aprecia mucho más los días de Sol cuando la tormenta ha
pasado. Eso precisamente lo veo hoy 20 de febrero del 2021. Después de 6 días
muy fríos o helados, ya el poder salir y sentir la calidez del Sol en el
rostro, es algo que se aprecia de todo corazón. Por supuesto damos gracias a
Dios Padre Omnipotente por haber sobrevivido esta eventualidad. Aún las casas
están muy frías pero ya es sólo cuestión de tiempo que se calienten con el
agradable clima que estamos esperando.
Si
esto hubiera sucedido hace dos años, no sé cómo lo habríamos pasado.
Precisamente el año pasado obtuvimos la oportunidad de recibir unas cobijas y
ropa invernal muy buena con las que pudimos resistir esos días helados. Justo
un día antes, sin saber lo que vendría, tranquilamente pudimos comprar gas. ¿El
Mundo Espiritual sabía lo que vendría? Yo pienso que sí, las casualidades sólo
existen para los que están encarcelados en su terquedad.
El
lenguaje divino siempre es muy sutil. Si somos capaces de silenciarnos y ponemos
mucha atención, podemos percibir ese lenguaje, el cual llega a nosotros de
distintas formas. Sólo si dejamos de seguir a toda hora esa aturdida corriente
del diario ajetreo, vamos a poder reconocer la multitud de bendiciones que diariamente Dios nos hace favor de
darnos por su infinita misericordia a todos nosotros. Y no hace falta poseer
tantas cosas, sólo lo indispensable y eso ya da bastante alegría.
¡Qué
hermoso día de Sol es –hoy–¡ Hoy aquí y ahora.
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