jueves, 17 de septiembre de 2020

SI TAN SÓLO COMIÉRAMOS ADECUADAMENTE

            Si nuestro estómago tuviera voz propia, ¡se escucharían alaridos por doquier! Cuántas cosas tendría que reprocharnos. Tal vez algo así como: “¿por qué me das eso que no puedo digerir?”, “¿Por qué sigues comiendo lo mismo, si ya te envié señales claras que eso no es bien recibido aquí?”, “¿Por qué no me haces caso y además me agregas otras sustancias tan extrañas que no me permiten funcionar conforme a mi naturaleza?”, etc., etc.