lunes, 8 de junio de 2020

¿VOLVIENDO A LA “NORMALIDAD”?


Ya desde el pasado mes de mayo del 2020, las personas de distintos países del mundo empiezan a salir del “encierro”. Todos desean volver a la “normalidad”.
            ¿Qué significa la –normalidad– para muchas personas? ¿Es acaso volver a la rutina a la que la gran mayoría ha estado acostumbrada a vivir dentro de este Sistema? ¿Se trata de seguir con la rutina de estrés, prisas, enojos, carreras, presiones y pensar que todo esto no importa con tal de ganar dinero?

Algo ha golpeado al mundo, y no es algo pasajero de lo que dentro de unos meses ya nos habremos olvidado.
Fuente: rfi.fr

       Los países que ya regresan poco a poco a sus actividades, deben enfrentar el hecho de que el virus nos va a hacer compañía algún tiempo. Así que por lo pronto todos se están ajustando a las normas impuestas por los gobiernos Tal vez, los niños en las escuelas tendrán que utilizar cubrebocas todo el tiempo, tal vez no todos compartan las mismas horas de recreo, de comedor, se les tomará la temperatura a cada niño, etc… En las universidades, las clases presenciales tal vez se deban tomar guardando la distancia aconsejada. Así como en distintos lugares de trabajo, en las fábricas, las oficinas o líneas de producción se tendrán que rediseñar, etc…
Imagen fuente: es.azvision.az

                                                                                                       Las vacaciones de muchas personas sufrirán cambios, empezando por el reacomodo en los hoteles; en los restaurantes ya se colocan pantallas separando a los comensales, en fin... En cada país los cambios serán muy visibles. Los habitantes de casi todos los países se deberán ajustar a los cambios a excepción de Suecia, un país que dejó que todo siguiera su curso normal con las evidentes consecuencias; tal vez así habría sido mejor para los países con menor densidad demográfica, porque para los de mayor número de habitantes, el caos lo representa la saturación de pacientes en los hospitales.
A veces pienso que todo este asunto de la cuarentena sólo ha servido para alargar el proceso de expansión del virus. Ya muchas personas ansían volver a la normalidad. Aún sí, espero que muchas personas piensen en el sentido que tiene su vida, ¿ésta debe ser como hasta ahora ha sido? ¿Así sin darse cuenta de las terribles cosas que suceden a nuestro alrededor? Es decir, se debería seguir viviendo de tal manera en la que no se toma en cuenta al prójimo y sólo se piensa en que: yo debo sobrevivir, yo debo competir, yo debo ganar dinero, yo debo progresar, yo debo viajar, etc. Esta “normalidad”, esta forma tan egoísta de vivir, dejando que las personas del mundo se maten entre sí y no hagamos nada, que tanta gente gane muy poco y no hagamos nada, que mucha gente viva ignorando muchos aspectos que le darían tanta tranquilidad y no hacer nada. El –no hacer nada– terminará por afectarnos a todos sin excepción tarde o temprano, empezando por uno mismo.
Los gobiernos están rediseñando una “nueva normalidad”, o diciéndolo de otra manera, están rediseñando un –nuevo molde– para el cual nosotros debamos ajustarnos, y con el cual ellos puedan continuar con el diseño de un Sistema del que saquen tanto provecho posible de la gran cantidad de gente, –sacando– dinero de los bolsillos de las personas para sus jugosos negocios. Así ha funcionado desde hace mucho tiempo la “normalidad” en la que hemos vivido casi 1,700 años y así ellos esperan que lo siga siendo.
Imagen fuente: tiemposeguro.com
Y la gran mayoría que somos todos nosotros ¿qué? ¿Es que no tenemos ni idea de cómo vivir para evitar seguir con este esclavismo moderno y lo más cómodo es hacer todo lo que los gobiernos dicten y hacer lo que todos hacen? ¿Es válido PERMITIR que los gobiernos hagan con nosotros lo que quieran? En lo personal opino que no. Cada uno de nosotros es capaz de diseñar su propia vida sin las ideas tóxicas que nos han llevado a todo este caos humanitario.
Yo deseo y hago algo distinto, por ello vivo de manera diferente. En mi vida y la de mi familia, ya no existe ese molde que presiona con fuerza para sacar tanto provecho posible de cada individuo, aquí hemos dicho: ¡ya basta de todo esto! Con esto, no es mi intención convocar un enorme mitin para ir a gritar y dar rienda suelta a las emociones reprimidas por la cuarentena, como lo están haciendo muchas personas en distintos países. No, eso no. Sin embargo me rebelo contra lo que estoy en desacuerdo, pero nuestra rebeldía es pacífica, concreta, silenciosa y eficaz.
En la actualidad cada uno, por LIBRE VOLUNTAD, ya decide lo que hace y hará con su vida mientras la tenga.
El virus de la Limpieza va a seguir actuando en todo el mundo. ¿Acaso le hemos pedido a Dios Padre con humildad y fe que detenga esta pandemia? ¿Acaso la gran mayoría ha hecho un resumen de lo que ha hecho y se ha arrepentido de haber sacado a Dios de su vida? No hablo de ir a las Iglesias los domingos. Como digo frecuentemente, mi familia y yo no seguimos ninguna religión, tomamos lo mejor de cada una. Nuestra convicción es que creemos en Dios Padre, e intentamos cada día obedecer Sus leyes, Sus mandamientos.
Así que, si no nos hemos esforzado en hacer todo lo posible por tener un corazón limpio y dirigirnos con éste a lo Alto para que esta pandemia ya salga de nuestras vidas, entonces tendremos que seguir conviviendo con este nuevo virus por un tiempo, tal vez largo.
 Por lo pronto en unos países ya baja el ritmo de los contagios, mientras que en otros continúa a la alza, hasta que el virus cumpla su objetivo de diezmar a la población, porque ese fue el propósito ideado por las “inteligentes” mentes humanas.
Imagen fuente: blog.oxfamintermon.org
¿Se desea iniciar la nueva normalidad? ¿El nuevo molde? Para muchos sí, y se ajustarán a lo que venga. Para unos cuántos, tal vez, todo esto haya servido de reflexión para ver qué –tan absurdo– es todo lo que el ser humano pretende fingir que controla y domina.
Y en realidad no hay nada qué temer si en verdad se confía, no en las religiones, no en los sacerdotes, en los pastores, en los guías humanos, no en el papel higiénico, en los cubrebocas, caretas, guantes, … sino en Dios Padre mismo, en Sus Enviados, en las Instancias Superiores. Todo el tiempo es lo mismo: nuestra tranquilidad depende en quién depositamos nuestra confianza.

http://misjafaraon.com/spanish/sesiones/ sesión 303


Imagen fuente: revistas.elheraldo.com


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